Vamos allá con la tercera entrega de una de las sagas de videojuegos con las que más horas he echado: me terminé el Diablo un par de veces, el Diablo II otras tantas y actualmente estoy en camino de hacer lo mismo con el Diablo III.
En esta edición, que he podido jugar tanto en su versión de Xbox 360 como de Nintendo Switch, la gente de Blizzard no se ha roto la cabeza y apenas encontramos cambios en la mecánica de juego respecto de las versiones anteriores del juego. Si acaso, se han simplificado las opciones de desarrollo del personaje, eliminando las modificaciones de atributos y dejando únicamente el aprendizaje de habilidades como posibilidad de personalización.
Evidentemente, hay un avance gráfico respecto de las anteriores ediciones, aunque no es menos cierto que algunos escenarios son bastante similares. Es en las ciudades en las que se nota el avance, no sólo a nivel gráfico y tecnológico, sino también en cuanto a diseño de los escenarios, mucho más ricos y detallados que en otras versiones.
Los controles, al menos en la versión de Switch (la de Xbox ya se me ha olvidado) son fáciles y sencillos de manejar, de tal manera que la curva de aprendizaje es muy corta: apenas necesitas diez minutos para memorizar los controles del juego, de tal manera que en breve tiempo ya sólo tienes que preocuparte de qué habilidad asignar a cada botón para progresar en la historia.
En cuanto a la dificultad, yo he jugado en el modo sencillo (no soy amigo de complicarme la vida). Éste resulta ciertamente fácil, pues solo basta desarrollar adecuadamente las habilidades para poder avanzar sin mayores dificultades. Acabar con los enemigos principales se convierte así únicamente en una cuestión de paciencia. Sé, por anteriores ediciones, que el nivel Pesadilla es efectivamente así, pero ahora mismo no me veo con las fuerzas para asumir este reto.
Si acaso una de las cosas que menos me han gustado ha sido la introducción por parte de Blizzard del concepto "temporadas", copiado sin duda del Fortnite y que me deja un tanto descolocado: por un lado, está bien eso de ir creando retos y misiones adicionales que dan recompensas adicionales al jugador por completarlas pero, por otro lado, en mi opinión supone un intento de alargar la misión principal artificialmente y picar al jugador para que participe en las tablas de clasificación creadas al efecto. Yo que soy de la vieja escuela y que disfruta de los juegos en el modo historia, no termino de verlo.
Resumiendo, Diablo III no defraudó en su momento y no defrauda ahora. Es un juego que ha perdido casi todos los aspectos roleros de su juego y se ha convertido en un juego de acción puro y duro, pero con la saga Diablo todos sabemos lo que hay.

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