Recuerdo el concierto de Heaven Shall Burn como teloneros de Trivium como un concierto cañero, pero demasiado metalcorero. En Heimat, su nuevo disco, dan una vuelta de tuerca a su sonido, dejando de lado las influencias metalcoreras y optando por un sonido mucho más cercano al death metal melódico sueco. Y eso ha resultado en un discazo, rápido, dinámico y agresivo, pero sin hacer asco a las melodías, de las que encontramos un buen puñado de ellas muy pegadizas. El sonido además no es tan nítido y pulido, sino que es bastante saturado, realzando la agresividad de los temas. Me ha gustado mucho y me ha reconciliado con ellos.
No puedo decir lo mismo de All Is Beautiful… Because We're Doomed, último trabajo de We Came As Romans. Metalcore puro y duro, con esas voces limpias, esos estribillos poperos y ese sonido tan comprimido de batería. No puedo con él, y de hecho he sido incapaz de terminar el disco.
El 5º álbum de los holandeses Graceless, Icons of Ruin, es una oda al sonido clásico del death metal que tanto predicamento tuvo en los 90. Los ingredientes son unas guitarras espesas con abundantes melodías sobre una base rítmica contundente, todo ello coronado por una voz gutural pero comprensible. Se suceden las partes rápidas y pesadas con la gracia suficiente para que el disco resulte entretenido.
El indefinible sonido de los belgas Bark recibe una nueva entrega en forma de su quinto álbum, The Time Has Come. A medio camino del death'n'roll que inauguraran Entombed y el groove metal, presentan un disco poderoso, con un sonido de guitarra muy potente y espeso, repleto de riffs pegadizos. El disco no está mal, aunque empieza muy bien pero se acaba haciendo un poquito largo.
V: Lamentations es el quinto disco de Wytch Hazel, banda inglesa cuyo sonido es una oda al hard rock setentero, con algún ramalazo de heavy metal y un aura progresiva en todos los temas. Es un sonido clásico, atemporal, que huye de las guitarras saturadas, sino que deja espacio para que todos los instrumentos puedan apreciarse nítidamente. Está entretenido, aunque para mí le falta gancho.
Ni puñetera idea de quiénes son Deadguy que publican su segundo álbum a pesar de haber empezado hace 30 años. Y es que tras publicar el influyente Fixation on a Coworker de 1995 y que dio pie al mathcore, se disolvieron para no volver hasta 2021. Near-Death Travel Services es el título de este segundo álbum, un disco de auténtico mathcore, con toda la intensidad del hardcore pero incorporando pasajes más técnicos e intrincados. Suena muy bien, agresivo y afilado, pero su estilo no termina de convencerme en absoluto.
Ascension se me ha hecho bastante cuesta arriba (perdón por el chiste). El último disco de Paradise Lost tiene todos los ingredientes de un buen disco de doom metal con ramalazos góticos y death metaleros. Hay partes rápidas, lentas, pesadas, atmosféricas, Nick Holmes explora todos sus registros de voz, hay riffs y melodías, arreglos de teclados... Un disco muy variado y que a mí, sin embargo, no me ha llegado en absoluto, me ha dejado muy frío salvo por momentos concretos repartidos en algunos temas.
Después de todo el drama habido entre Aaron Stainthorpe y My Dying Bride, finalizado con la salida del primero, tenía que ponerme con High Parasite, su nueva banda. Forever We Burn es su debut, un disco de rock/metal gótico, muy en la onda de los últimos Moonspell. Es un disco de sonido denso, con guitarras espesas y una base rítmica contundente, pero con protagonismo de la melodía. Stainthorpe tira mucho de su voz más limpia, con alguna ocasional aparición del tono gutural o agresivo. No sé, no está mal, pero tampoco me llena.
Tithe publican Communion in Anguish, su tercer LP, un álbum que se mueve entre el death/doom metal oscuro y pesado y unos fogonazos de grindcore rápido y desatado. El sonido es bastante denso, muy de la vieja escuela, pero se ajusta muy bien tanto a las partes rápidas como a las pesadas, en las que consigue transmitir sensación de caos y descontrol. Hay alguna parte más pegadiza, pero en general es un disco que o va a todo trapo, o va más despacio.
El dúo ruso Ammanas lanza Enchantment of the Nameless Kingdom, un EP de tres temas en el que dan rienda suelta a su atmosférico black metal a medio tiempo. Temas lentos, en los que las guitarras y los teclados van creando las melodías y atmósferas y ambientes que caracterizan los temas, a medio camino entre lo épico y lo melancólico. A mí me ha gustado bastante, los temas tienen un aire majestuoso que les sienta muy bien y, sin necesidad de altas velocidades, transmiten energía e intensidad. Habrá que repasar su carrera.

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