¿Qué he estado escuchando esta semana? Semana 38/2025

Mira que el último disco de Sleep Token me gustó mucho, pero este Even in Arcadia me ha dejado bastante revirado. Es un disco que podría pasar en gran parte de su minutaje por un disco de pop. Cierto es que cuando meten guitarras distorsionadas suenan pesados, rápidos y densos, con ese aire de metal progresivo moderno tan suyo, pero me ha costado mucho entrar en él. Al final tiene sus momentos y se llega incluso a disfrutar, pero no es un disco fácil.

Nunca he sido muy de Eluveitie, la verdad. Sé que tienen discos interesantes, pero no he terminado de conectar con ellos. Con este Ànv, su noveno disco, me encuentro igual: suenan bien, tienen partes interesantes y la suma de folk y metal extremo está bien, pero me deja frío. No termino de recordar un riff o melodía del disco, no me deja ninguna impresión, ni mala ni buena, y creo que eso es lo peor que puedes decir de un disco.

Como la versión 2020 de Sepultura tenemos a los chilenos Mawiza, que presentan Ül, un disco de metalcore con bastantes ramalazos a lo Machine Head cantado íntegramente en idioma mapuche. Sin duda esto les da bastante originalidad, pero más allá de eso el disco no está mal. Tampoco es la repera, pero se deja escuchar, tiene momentos en los que suenan afilados y agresivos y tienen su puntito adictivo.

El segundo disco de los alemanes Khôra, Ananke, es un interesante disco de black metal con ramalazos avant-garde que se van notanto más y más según avanza el disco. Las partes black metaleras gozan de un sonido afilado y frío, que se va atemperando cuando meten secciones más atmosféricas o progresivas. Es un disco interesante y Khôra una banda a la que habrá que prestar atención. 

Big Trouble, el primer LP de Coffin Feeder, es un disco que empieza muy prometedor pero acaba deshinchándose un poco. Suena bien, a medio camino del metalcore clásico pero con un tono de guitarras propio del death metal old school, nítido y cristalino, con algún riff reminiscente de Motorhead, pero a la larga no termina de cuajar del todo. Hay buenos mimbres, por lo que habrá que seguirles la pista.

Termino la semana escuchando lo último de Ghost, Skeletá. Por un lado termino la escucha más que satisfecho, porque es un disco repleto de temas con gancho, pegadizos, muy bien ejecutado y diría que un punto más guitarrero que anteriores trabajos de los suecos. Pero, por otro lado, se han estancado en la fórmula que funciona y los discos de Ghost empiezan a ser un poco previsibles. De todas formas, mientras sigan sacando álbumes como este Skeletá, bendita previsibilidad.

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