Koba Live 2025

Después de lo bien que lo pasamos en el Koba Live de 2024, faltar este año no era una posibilidad, así que en cuanto salieron las entradas a la venta nos hicimos con nuestro abono.

Con un cambio de fecha para evitar la aglomeración festivalera de junio (Z! Live, Resurrection, Rock Fest) y limitado a un solo día, el cartel del festival prometía lo suyo. Este cambio suponía que el festival iba a empezar a la hora del vermut, con dos conciertos antes de la comida popular que se iba a celebrar (y a la que por supuesto que también nos apuntamos).

Con un sol y un calor de justicia, Moonshinerds empezaron puntuales su descarga. Con el sol de frente, pegando duro, descargaron con ganas su rock setentero clásico y guitarrero. No se anduvieron por las ramas y fueron desgranando su repertorio sin parar. A mí me gustaron mucho, dejándome mucho mejor impresión que en las grabaciones que les había escuchado.

Les siguieron The Electric Alley, que se habían pegado la paliza para llegar desde Cádiz, donde habían tocado la víspera. Salieron con ganas y dejaron muestra de su buen hacer. Su hard rock era menos intenso y mucho más melódico que el de Moonshinerds, por lo que este nos lastró un poco, pero no dejaron de sonar entretenidos e interesantes.

Tras la pausa para comer, los renacidos Asgarth tuvieron la misión de volver a ponernos a todos en vilo. Y a buena fe que lo lograron. Con un estilo cercano al de los primeron Su Ta Gar, potentes y contundentes pero sin hacer ascos a la melodía, fueron desgranando temas a medida que se iba llenando el recinto. Sonaron bien y salieron airosos de su misión.

A continuación llegó el turno de uno de los platos fuertes de la jornada, los finlandeses Wolfheart. Tocaron demasiado pronto, supongo que porque su guitarrista y vocalista repetía bolo luego con Before the Dawn. La verdad es que no tuvieron mucha suerte con el sonido, al menos al principio: sonaron muy potentes, tanto que a veces las guitarras rítmicas se comían la melodía y las segundas voces apenas se oían. Fueron corrigiendo sobre la marcha y el resultado final fue bastante bueno. Dieron un buen concierto de death metal melódico y animaron mucho el ambiente.

Si Wolfheart lo caldearon, Onslaught directamente lo pusieron a hervir. El thrash metal de los ingleses tiene fuertes raíces en el punk y el hardcore, y la violencia con la que fueron desgranando sus temas fue buena muestra de ello. Nada de pasajes técnicos ni medios tiempos, caña a raudales fue lo que nos ofrecieron. Si a eso le añades un sonido brutal, perfectamente equilibrado entre potencia desbocada y nitidez en la mezcla, te queda un concierto atronador. Nada de discursos entre canciones, fueron directos a la yugular y no dejaron títere con cabeza. Muy grandes.

La salida de Eclipse supuso un pequeño bajón en cuanto a intensidad. Si pasar del thrash violento de Onslaught al hard rock melódico de Eclipse aplacó al personal, el parón provocado entre el primer y segundo tema por el inmenso cabreo del guitarrista (amagó con irse y no se pegó con alguien de milagro) hizo que les costara arrancar. Encima no sonaron tan bien como Onslaught, lo que deslució un poco su repertorio. Endurecieron su sonido, de manera que no sonaron tan melosos como en disco, y tuvieron buenos momentos, pero no terminaron de dar un concierto del todo redondo.

Quedaban todavía por delante los conciertos de Ehun Kilo y Before the Dawn, pero ya no estamos para tanto trote y llegó el momento de la retirada. Ya estamos esperando al Koba 2026...

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