Empezamos la semana con el black metal melódico de los rusos Grima. Llevan activos más de 10 años, pero este Nightside es la primera noticia que tengo de ellos. Con un aire muy atmosférico, los temas transitan principalmente por el medio tiempo, con la melodía siempre como principal protagonista y algún ramalazo folk, con lo que parece un acordeón sonando aquí y allá. No obstante, también hay espacio para la velocidad desbocada e incluso algún ocasional solo de guitarra. A mí me ha gustado.
Cambio radicalmente de tercio con los angelinos Saber, banda formada en 2018 pero que musicalmente se ha quedado en 1987. Lost in Flames es su segundo disco, en el que tenemos heavy metal puramente ochentero (huele a laca desde el tercer acorde). Musicalmente son más que capaces y saben construir temas con estribillos pegadizos, pero no saben salir del ritmo machacón o del rápido que adornaba todos los discos de los 80, la producción es calcada a la de la época y el vocalista tiene ese tono que a veces parece que está en otro sitio. Dos canciones y adiós.
Otros que huelen a años 80 de lejos son los también americanos Bewitcher, pero estos al menos no son un refrito de cosas ya mil veces oídas. Spell Shock es un disco en el que speed metal y black metal (más lo primero que lo segundo) se dan la mano, con un importante aire ochentero que viene sobre todo por la producción. Rápido y agresivo, el disco empieza pero hacia la mitad empieza a volverse un tanto previsible, por lo que acaba haciéndose un tanto pesado.
La de My Sweet Torment es una historia de perseverancia. 20 años en marcha (aunque con bastantes lagunas de inactividad), en los que han perfeccionado una especie de death metal melódico con fuertes elementos góticos. The Order of the Shadows es su última entrega, un disco protagonizado por una producción demasiado nítida y artificial, sobre todo en la batería. Está bien trabajado el juego de voces femeninas melódicas y guturales masculinos (aunque sus timbres no sean mis favoritos) y los temas se ven reforzados por los teclados ambientales y algún buen riff y melodía de guitarra. Sin embargo, y a pesar de que a priori todo pinta bien, hay algo que no termina de encajarme...
Gates to Hell son una banda de death metal y metalcore que no se andan con chiquitas y se ventilan los 10 temas que conforman su último álbum, Death Comes to All, en apenas 21 minutos. Protagonizado por una voz hipercavernosa, lo cierto es que con los mimbres antes comentados me esperaba algo más salvaje, pero veo que, sin estar exentos de velocidad, Gates to Hell destacan por lo pesado y monolítico de sus riffs. Parece breve, pero 21 minutos son más que suficientes.

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