Thrash metal acelerado y técnico es lo que ofrecen Retador en Earëndel, su segundo LP. Con una magnífica producción, nos ofrecen un disco de altas revoluciones, en el que se juntan el thrash metal de la vieja escuela con aires más técnicos. Los temas están bien construidos y ejecutados, con riffs enrevesados y buenos solos y melodías, pero sin embargo algo hace que no termine de engancharme.
Heilung han creado escuela, está claro. Los franceses Eihwar son los últimos en unirse a esta moda, fusionando electrónica y folk con una potente imagen. Sin embargo, a diferencia de Heilung o Danheim, el disco no termina de arrancar y no resulta tan inmersivo o hipnótico como lo puedan haber sido esas otras propuestas, por lo que acabas teniendo ganas de que se acabe de una vez.
Grave Digger, en cambio, no entienden de modas. Ellos estaban aquí antes que nadie y su música ha entrado en esa fase que es la atemporalidad. Así, en Bone Collector encontramos una nutrida colección de temas que oscilan entre el power metal y el heavy metal más pesado y contundente del mercado. Una producción actual pero que mantiene la esencia clásica ayuda a destacar a unos temas bien construidos, con estribillos coreables y solos vertiginosos. No hacen nada nuevo, pero a estas alturas no van a ser ellos los renovadores del metal, ¿verdad?
De repente me da un ramalazo y me acuerdo de Dali´s Dilemma, banda que en su momento la gente de Magna Carta promocionó fuertemente. Manifesto for Futurism fue su primer y único trabajo, un disco de metal progresivo que prácticamente fusilaba los tres primeros discos de Dream Theater. De su line-up sólo Matt Guillory (teclados) y Jeremy Colson (batería) han tenido una trayectoria musical digna de reseñar (o trayectoria musical alguna), pero antes de desvanecerse nos dejaron un buen disco que replica lo mejor de los primeros Dream Theater.

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