Vamos allá con lo que ha dado de sí esta semana, musicalmente hablando.
No conocía de nada a los franceses Aorlhac, pero la reedición de su segundo álbum Lésprit des vents me ha sorprendido muy gratamente. Es un disco de black metal melódico que conjuga tempos rápidos y partes atmosféricas con gran acierto. Para seguirles la pista.
Tampoco tenía idea de quiénes eran Flat Back, de los que he escuchado el debut Dark Side of the Brain. Metal yanqui modernete, a ratos pesado y agresivo pero con estribillos melódicos y accesibles como pocos. Detrás de la banda está Jason Hook, que fuera guitarrista de Five Finger Death Punch, lo que explica muchas cosas sobre el sonido de la banda. Se deja escuchar, pero tampoco es nada del otro mundo.
No soy un gran fan de Keep of Kalessin, pero al álbum Reptilian le dí unas cuantas vueltas cuando salió, allá por 2008. En 2023 publicaron su último trabajo, Katharsis, un disco que alterna el black metal furioso aderezado con partes complementadas con teclados y coros grandiosos, partes de death metal más técnicas e, incluso, una baladita hímnica y solemne. No me va a dejar el mismo poso que Reptilian, pero es un disco entretenido.
Desde Islandia llegan Múr con su debut homónimo, Múr. Mezclan post-metal, death metal y progresivo en un cóctel a priori original pero que tengo la sensación de haber escuchado ya en bandas como Monuments o Architects. En cualquier caso, es un disco entretenido, con buenos temas y una acertada amalgama de ritmos pesados y partes más accesibles, aunque a mí al final se me ha hecho un poquito largo.
Litost han regrabado su debut, Ethos, un furioso disco de black/death metal al que han dotado de un sonido nítido pero que no pierde nada de contundencia. A mí me ha gustado mucho la propuesta, me parece un señor disco de principio a fin, en el que las revoluciones apenas bajan pc, cuando lo hacen, es para mantener la intensidad en los medios tiempos. Muy recomendado.
Los franceses son muy suyos para todo y en cuestiones musicales no iban a ser menos. Su escena metálica es prolija en bandas, pero se proyectan poco fuera de su país (o al menos esa es la sensación que me queda). Los parisinos ADX son unos auténticos veteranos, activos desde 1982 y con trece álbumes a sus espaldas, siendo L'empire du crepuscule su última entrega. Practican una especie de thrash metal pesado con aires a Sodom, aderezado con ramalazos de heavy metal clásico y potente. Un disco correcto, que se deja escuchar.
No tenía ni idea de quiénes eran Crippled Black Phoenix, pero buscando información veo que son una especie de supergrupo creado por el batería de Iron Monkey. En cualquier caso, en Horrific Honorifics Number Two (2) estamos ante un disco oscuro de rock, oscilando a veces entre lo psicodélico y lo progresivo, con otras más potentes. Buen juego de voces entre la masculina y la femenina y los temas muy bien construidos hacen que sea todo un descubrimiento.
The Lightbringer es el primer LP de Orion, alter ego del músico inglés Ben Jones. Se trata de un disco de rock progresivo, algo así como una versión suave y desprovista de metal de Dream Theater, con numerosas melodías inspiradas en los americanos. Un disco de fácil escucha, aunque tiene numerosos matices. No está mal, aunque a mí se me ha quedado un poco a medio camino.
Heavy clásico, pero clásico de verdad, es lo que nos ofrecen Forged in Black en su Forged in Black MMXXIV. No sé cómo sonaría el original, pero esta remasterización suena muy bien. Ellos son herederos de la NWOBHM, lo que se nota sobre todo en las melodías, pero a su vez las rítmicas son mucho más potentes, jugueteando con el power metal alemán. Un buen retorno a la esencia del heavy metal.
Me han recomendado fervientemente el disco Vortex of the Worlds de los ucranianos Labyrinthus Stellarum y después de varias escuchas, todavía no sé qué pensar, si es una genialidad o una apuesta fallida. Se trata de un black metal sinfónico en el que los teclados se llevan el protagonismo, pero es que la producción es muy rara: además de eso, la voz parece que se oye a través de una piscina, las guitarras son un poco batiburrillo y a veces da la sensación de que, por la base rítmica, podría ser perfectamente un disco de tecno. Sin embargo, las melodías enganchan y poco a poco el disco va entrando.
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